Al año y medio los niños
empiezan a tener interés por el garabato y los trazos, al principio estos no
presentan ningún significado. Con el paso del tiempo los niños atribuyen un
nombre a los garabatos que dibujan pero aún no los crean con la intención de
representar algo.
Más adelante ya empiezan a
representar objetos o personas de su entorno de forma consciente.
A los 4 años los dibujos que
realizan empiezan a ser reconocibles y a la edad de los 5 años son
completamente identificables. El dibujo más típico de esta fase es conocido
como el renacuajo y consiste en dibujar el cuerpo humano formado tan solo por
una cabeza y por la extremidades que salen de ella. Posteriormente añadirán
brazos, elementos de vestimenta etc.
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